sábado, 17 de octubre de 2009

Cuando se produce una crisis económica, como la que estamos viviendo actualmente en todo el mundo, los Gobiernos pueden elegir entre varios tipos de medidas para llevar a cabo. Esto es lo que han hecho los gobiernos de Gordon Brown en Gran Bretaña y el de José Luis Rodríguez Zapatero en España.

En nuestro país se ha optado por subir los impuestos, particularmente el IVA del 16 al 18%. Es una subida mínima con la que dicen que van a recaudar alrededor de once mil millones de euros y de la que alegan que no va afectar a las rentas más bajas. Pero la realidad es otra bien distinta, porque a los que esta subida de impuestos no va a afectar es a las rentas más altas, ya que estas tienen su dinero en sociedades que desgravan el IVA, y a las grandes fortunas que solo pagan el 1% de impuestos al tener su dinero en Sociedades de Inversión Colectivas (SICAV). Paradójicamente a estos últimos no se les puede cambiar su regulación porque se llevarían sus fortunas a paraísos fiscales.
Este incremento afectará al consumidor medio ya que es un impuesto indirecto sobre el consumo y esto repercutirá sobre el precio de los productos que quiera adquirir.

Por otro lado tenemos el caso inglés que ha optado por deshacerse de parte de su patrimonio en beneficio del sector privado. Con su plan de venta de activos públicos pretende recaudar diecisiete mil millones de euros en los próximos cuatro años, para así reducir su déficit público.
Esta es una forma de reducir el déficit sin perjudicar a los bolsillos de los contribuyentes, pero por otra parte es un dinero que se deja de ganar en el futuro, ya que por lo general las empresas que se privatizan pertenecen a sectores estratégicos de la economía del país que a largo plazo generan unos beneficios que el estado va a dejar de ingresar. Esta es una medida más “populista” que la de nuestro gobierno, pero aunque eficaz a corto plazo, no a largo.

A pesar de las medidas tomadas por los distintos gobiernos vemos como ninguno encuentra la receta adecuada, ya que la coyuntura económica mundial es muy compleja y no hay ningún patrón en el que basarse porque no ha existido ninguna crisis similar.

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